TEATRO MAGNO y su legado En el aire se siente historia,

una historia que pesa porque es grande, pero que no nos cuesta cargar; por el contrario, nos hace sentir fuertes y llenos de orgullo.

Entrar a este teatro es una paseo por la historia, una mirada al pasado que no sólo se narró en libros, está escrita en cada anécdota, cada mito y aplauso que aquí se dio. Lo grande de esta historia, está en su gente, sus ideas, sus leyendas y en cada arruga causada por las sonrisas.

Este viejo teatro es un monumento a la resiliencia, a muchas manos que plasmaron sus ideas siempre intentando que sobreviviera el paso del tiempo, adaptarse a Madrid, fusionarse con la gente.

Por sus pasillos se siente un aire de grandeza, de nostalgia, se sienten fantasmas que no nos acechan, pero que nos guían a ritmo de baile e historias que solo ellos conocen.

La grandeza es palpable, en cada detalle, en cada grieta de las maderas, la grandeza está en la pasión vivida, está en el rojo de sus paredes, el rojo Madrileño que con el paso del tiempo, no pierde vida, porque ese se alimenta de cada corazón.

Este teatro no es de Francisco Reynals, ni de Carmen Ruíz Moragas, ni de Bogart ni de Saint-Exupéry;

Este teatro es de Madrid, de su gente, los que han vivido cada historia, cada fantasma, cada susto y cada aplauso, aun si ellos… jamás lo han visitado, porque el teatro vive en las anécdotas que pasan de boca en boca.

Decía el Principito que «Lo esencial es invisible a los ojos», y sí, para apreciar la grandeza de este lugar se tiene que hacer con el alma, vivir su elegancia no solo en su arquitectura y decoración que ha sobrevivido, sino entender la clase de quienes lo visitaban y quienes llenarán de nuevo con otros historias redactadas desde la modernidad.

Magno es un respeto profundo por este lugar, por su estructura, por su energía, por su aire eterno de sofisticación, por sus espectáculos que aún retumban en nuestra mente.

Magno es una bailaora seduciendo desde los aires al ritmo de las pelotas del Frontón Madrid que aún retumban en las paredes décadas después. Magno es Carmen y su eterno amor por lo real que alimenta el rojo de nuestros pasillos, Magno es la gente que albergaremos para brindarles nuevos recuerdos.

MAGNO ES LA GRANDEZA
DE SUS INVITADOS

ELLOS SON EL VERDADERO PRESENTE